Preciosa, aquel beso en la boca casi me hizo enloquecer

miércoles, 4 de enero de 2012

Día uno. No hay final sin principio y viceversa


Que raro está el mundo desde que no estás a mi lado. Todo se ve diferente ya no brilla el sol, ni tan si quiera puedo salir a correr por las mañanas; será que me faltas tú. Lo normal es que la vida o la existencia de una persona resulte irrelevante para la mayoría de la población de un lugar, pero desde que tú ya no estás, todos están raros, me miran apesumbrados y me abrazan. No se dan cuenta de que no ayudan en absoluto recordandome a cada instante que no te volveré a ver, y estoy más que harto de ese:
-"Todos sabemos que os queriaís mucho." Eso también lo sé yo, no hace falta que me lo digas.
Cada mañana me levanto pensando que tú estarás en la cocina, preparando tu café cargado, pero luego caigo en la cuenta de que ya no estás; de que ya no volverás. No es algo que duela, es algo que odio, pero que, aún resultandome en ocasiones imposible, se a convertido en la cruda y fría realidad.
No quiero aburrirte, con mi tonta, fría e irrelevante vida, pero solo puedo contar contigo, y sé que estés dónde estés vas a intentar ayudarme, como solías hacer siempre. Dicen: "Jamás dejes que una persona lo sea todo, porque cuando se vaya no te quedará nada." Pero era tan bonito poder decir (y saber), que era completamente feliz, a pesar de los problemas, a pesar de las decepciones, a pesar de los diversos malditos trabajos con sus diversosn malditos despidos, era feliz, ¿sabes? Era feliz porque tenía a la mujer más maravillosa del mundo a mi lado, y esa, eras y siempre serás tú, tú y tu sonrisa, tu pelo, tus labios, tus pechos, tu ombligo, tu culo, y una de las cosas que más me gustaba de ti: tu mirada. No sé por qué pero me mareaba, me relajaba, me hipnotizaba y conseguía que me enamorara (todavía) más de ti.
No me gusta nada que hablen de ti utilizando pretéritos, porque yo te siento aquí, conmigo, ¡y que me trate de loco quién quiera! Tú siempre estás a mi lado, junto a mi, aunque no pueda verte puedo notarte; tu aliento en mi oído, tu risa en el medio de una multitud...
Me cuesta tanto escribirte sin mirarte a los ojos... Me gustaría abrazarte, besarte y no soltarte nunca más para que nadie pudiera hacerte daño, para que nadie pudiera arrancarte de mi lado.
Por hoy no puedo seguir escribiendote, sabes como soy, un débil y un sensible, y como verás (sé que me estás viendo), no he podido contener las lágrimas al sentirte lejos, tan lejos... Solo me queda confesarte, una vez más, que te amo, y te amaré siempre, y que nada conseguirá que me olvide de ti.
Buenas noches pequeña, sé que mañana será otro día, y espero que me depare algo mejor que este, porque no puedo vivir de los recuerdos. Ayúdame a continuar. Te amo, princesa.

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